NXT TakeOver: Chicago

Publicado: 31/05/2017 en Opinión, Reseñas, Wrestling
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Antes de seguir, si no sabes lo que es NXT, quizá quieras leer una pequeña descripción que tengo aquí mismo.


Si hace un par de meses le hacía un repaso al anterior TakeOver, ahora es el momento de ver qué ha dado de sí el NXT TakeOver: Chicago.

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El primer combate de la noche enfrentó a Eric Young contra Roderick Strong.

Esta historia colea desde hace mucho y ya abrió también el anterior TakeOver: SAnity (especialmente su líder, Eric Young) son un grupo de luchadores aparentemente no motivados por los títulos (porque si no, no se entiende que no hayan tratado de ganar como mínimo el título por parejas) y sí por sembrar el caos en NXT. Hace meses, le ofrecieron a Tye Dillinger unirse a ellos, éste se negó y sufrió el acoso y derribo (literal) de SAnity. Para igualar los números, Dillinger recibió ayuda de No Way Jose y de Roderick Strong, cosa que no sentó muy bien en SAnity, acostumbrados a imponerse por mera superioridad numérica. Puesto que Tye Dillinger ha sido «ascendido» a Smackdown y a No Way Jose se lo quitaron de en medio antes del anterior TakeOver y no se le ha vuelto a ver, sólo quedaba Strong como blanco de las iras del grupo.

El combate pintaba muy bien sobre el papel porque los contendientes tienen estilos en cierto modo similares y comparten una gran cualidad: pueden sacarle un buen combate a casi cualquiera porque su repertorio de movimientos es muy variado, saben encajar muy bien los golpes y tienen la suficiente veteranía como para saber llevar muy bien el ritmo de la pelea.

Roderick Strong comenzó tratando de hacer el combate más equilibrado al no llegar por la rampa de entrada, sino entrando entre el público para dejar fuera de juego, al menos momentáneamente, a Alexander Wolfe y Killian Dain, los acólitos de Eric Young que merodeaban en torno al ring. Y eso marcó la tónica general del combate, en el que Strong y Young fueron alternando el llevar la voz cantante con ataques y contraataques mientras Strong se preocupaba de tratar de neutralizar las posibles intromisiones de Wolfe y Dain, no siempre con fortuna.

Este tipo de combates son perfectos para dar inicio a cualquier velada, ya que lo tienen todo: movimientos espectaculares, un buen componente psicológico, velocidad, historia… Cualquiera de los dos rivales podría haber ganado de forma creíble en función del desarrollo de la pelea sin que el perdedor pareciera más débil a ojos de los aficionados. No sé muy bien si usarán el resultado para continuar la historia o si lo emplearán como punto y final para que cada uno tire por su lado, pero a mí al menos no me importaría nada volver a ver enfrentarse a estos dos más adelante.

Valoración del combate: *** 3/4


El segundo combate fue por el título del Reino Unido de la WWE, entre el aspirante, Peter Dunne, y el campeón, Tyler Bate.

Dunne es un pendenciero británico de manual, al que podríamos encontrar en cualquier película ambientado en ciertos ambientes de esas islas,  que a mí me recuerda a un joven William Regal. Por su parte, Bate se comporta con un decoro casi aristocrático, con un característico saludo que no desentonaría en la reina Isabel II. Este choque de caracteres, palpable cada vez que están cerca, se traslada a sus combates, de una intensidad altísima y en el que ambos quieren vencer a su rival de forma dura y definitiva.

El desarrollo del combate fue en cierto modo similar a lo poco que he podido ver de esto dos en NXT hasta ahora y, si bien para muchos aficionados será un posible candidato a combate del año, para mí tiene unos cuantos elementos que detraen de mi disfrute del mismo.

Para mi gusto, y sin querer hacer de menos el recital de llaves, golpes y secuencias que pusieron en práctica el campeón y el aspirante, el ritmo fue excesivamente metódico, sin la psicología necesaria para hilvanar dicho método; es cierto que un combate al estilo de Triple H o Randy Orton puede hacerse aburrido si no se lleva bien, y por eso la intensidad de estos dos borra esa posibilidad, pero no acabo de entrar en un ritmo que parece buscar más el posicionamiento de la siguiente secuencia que el seguir contando una historia sobre el ring.

La valoración que le doy está hecha desde un punto de vista objetivo, tomando la animadversión que sienten estos dos luchadores el uno por el otro como la excusa para no haber seguido explotando cosas como las llaves de muñeca de Dunne a Bate (como muestra, no hay más que ver lo que pasó 2 combates después…). Mi valoración personal restaría 1 * o 1 * y media tranquilamente.

Valoración del combate: ****


En el tercer combate pasamos a la división femenina, con una triple amenaza entre la campeona, Asuka, y las dos aspirantes, Ruby Riot y Nikki Cross.

Originalmente, éste iba a ser un combate a cuatro bandas en el que también iba a participar Ember Moon, quien ya puso contra las cuerdas a la campeona en el anterior TakeOver; sin embargo, Moon se lesionó recientemente y se vio obligada a ver el combate desde fuera.

El combate estuvo bien, pero sigo sin encontrarle esa chispa que tiene el resto de la cartelera. No sé si es culpa de las aspirantes, que con la excepción de Ember Moon no han parecido amenazas creíbles para la campeona, o si es que Asuka ha sido tan dominante en sus más de 400 días de reinado al frente de la división femenina que es muy difícil sacar un combate disputado y en el que puedan lucirse.

Tanto Riot como Cross son luchadoras temerarias y muy físicas que bien podrían ser aspirantes creíbles. El mayor problema es que apenas han podido demostrar lo que saben hacer más allá de pequeños destellos aquí y allí (como sí pudo hacer Ember Moon durante varios meses con combates de diversa longitud en el que podía desarrollar su estilo), lo cual lastra el resultado final ante la falta de definición de las luchadoras.

En cualquier caso, unas semanas más de desarrollo de las féminas de NXT podría hacer maravillas de cara al próximo TakeOver, salvo que Asuka vaya a graduarse a las ligas mayores sin perder su título y la próxima campeona se corone en un torneo, triple amenaza o combate a cuatro bandas, que también podría ser.

Valoración del combate: ***


El cuarto, y penúltimo, combate de la noche, es el que tendría que haber sido el evento principal de la noche, aunque sólo fuera porque se disputaba el título más importante de NXT. ¿Los rivales? Hideo Itami, un luchador japonés de gran calidad que ha visto su trayectoria en NXT lastrada por las lesiones, y Bobby Roode, el villanesco campeón, pero no por ello menos popular.

¿Qué se obtiene cuando coges a dos luchadores con estilos ciertamente distintos, sobrada experiencia en medio mundo y tiempo para demostrar lo que saben hacer? El Itami-Roode de este TakeOver, un combate perfecto para enseñárselo a alguien que no haya visto mucho wrestling (o nada en absoluto) y tener muchas posibilidades de que pueda apreciarlo sin prejuicios.

Ambos luchadores pusieron toda la carne en el asador desde el sonido de la campana, con un objetivo muy claro: salir de allí con el título en la cintura. La intensidad de ambos no decayó en ningún momento, y se produjeron varios cambios de ventaja que podrían haberle dado la victoria a cualquiera de los dos.

En mi opinión, fue el combate de la noche y mejor que el Nakamura-Roode del anterior TakeOver. Creo que éste fue un combate más completo y mejor equilibrado que el anterior, si bien mi opinión podría estar lastrada porque creo que Nakamura está relativamente sobrevalorado y, por el momento, disfruto más de lo que ofrece Hitami, a quien espero que respeten las lesiones para seguir demostrando lo que vale.

Valoración del combate: ****1/2


Y llegamos al evento principal, un combate de escaleras en el que se ponían el juego los títulos por parejas de NXT: los campeones, The Authors of Pain, contra los aspirantes, #DIY.

Los campeones son dos moles con mucha fuerza y resistencia y no demasiada técnica que han pasado como apisonadoras sobre la mayoría de sus rivales gracias a sus devastadores golpes y movimientos y a un aguante que les permite soportar el castigo hasta que logran volver las tornas contra cualquier oponente; por su parte, la pareja formada por Johnny Gargano y Tomaso Ciampa son una gran combinación de velocidad, técnica y fuerza distribuidas entre los dos, con mayor rapidez en el caso de Gargano, y más fuerza en el de Ciampa.

Los combates de escaleras suelen ser terreno de luchadores más ágiles, para quienes el formato se presta a la realización de movimientos que no se verían sin la ayuda de los utensilios que dan nombre al tipo de combate. Los luchadores grandes como The Authors of Pain no suelen dar buenos combates de este tipo salvo que sus rivales logren paliar sus carencias, y si ya de por sí no suelo esperar grandes cosas de los campeones, de quienes no soy muy fan precisamente, este combate de escaleras por parejas parecía terreno abonado para el desastre.

Sin embargo, #DIY son una pareja de excelentes luchadores, y el combate desarrolló una historia bien contada, aunque excesivamente lastrada por la lentitud de los Authors. Así, sin llegar a ser excesivamente innovador, tuvo varios momentos que impidieron que su ritmo decayera y mantuvieron el interés por ver si el uso de las escaleras aportaba la suficiente ventaja a Gargano y Ciampa para que su velocidad y agilidad acabaran triunfando sobre la fuerza bruta de sus rivales.

El resultado del combate tiene cierta lógica tras ver lo que ocurrió después del mismo, aunque dicho acontecimiento sí que me haga cuestionar qué quieren hacer con la división por parejas de NXT, que no es que rebose de equipos precisamente; es por tanto muy probable que la próxima rivalidad de los campeones sea con Heavy Machinery. Tendrán que ir pensando en reforzar bien el ring…

Valoración del combate: ***1/4

EN RESUMEN:

Simplemente por el Itami-Roode ya merece la pena ver el TakeOver, y ninguno de los demás combates baja de 3 estrellas. Aun así, NXT sigue algo alejado de la brillantez de los dos últimos años, y se nota mucho la ausencia de todos los luchadores que han ascendido a Raw o Smackdown. Las rivalidades por el título principal siguen cumpliendo con creces, pero las divisiones femenina y por parejas necesitan recuperar las cotas a las que nos acostumbraron no tanto tiempo atrás.

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