Posts etiquetados ‘Libros’

Ya sé que prácticamente estamos acabando marzo, pero ¿qué le voy a hacer si voy con tanto retraso? Más rabia me da a mí ir siempre tan tarde con estas entradas. Eso sí, para compensar, y aunque lógicamente no estaba planeado así, el primer libro reseñado es una de las mayores tomaduras de pelo que jamás me he echado a la cara. Pasen y vean…


Título: WWF: Titanes del ring
Autor: Ismael Rubio
Editorial: Applehead Team
Valoración: Una mierda pinchada en un palo

Si me hubiera puesto a escribir este texto cuando acabé de leer el libro, no sé qué proporción de improperios por frase habría llegado a alcanzar, pero seguramente me habría quedado corto para lo que se merece este mojón hediondo, en el que no sé si es más sinvergüenza el autor por presentar semejante putrefacción de libro o el editor por no haberle mandado a tomar vientos y publicarlo sabiendo lo que tenía entre manos.

Mira que habré leído textos en mi vida, ya sean libros, tebeos, fanzines, panfletos, blogs, reglamentos, periódicos y revistas, pero puedo afirmar sin la menor duda que ninguno me ha parecido jamás una tomadura de pelo como me lo ha parecido esta mierda absoluta escrita por alguien que, atención, es «crítico de cine y colaborador de múltiples revistas, fanzines y libros» y a quien imagino que una de tres: o no le han hecho una corrección en su vida, o es un inútil integral o es un caradura tremendo que ha entregado lo primero que ha pergeñado en dos fines de semana y a cobrar. Si les encargas a cuatro chavales de la ESO que elaboren una serie de perfiles similares a los que contiene este libro, lo mismo lo hacen incluso mejor que el iluminado este.

Para empezar, el autor establece una premisa desde el principio (el libro tratará exclusivamente la época que va de 1984 a 1992), pero luego se la salta a la torera cuando le parece bien. No hay ningún tipo de estructura clara a la hora de exponer los datos de cada luchador, de manera que, según le parezca a él, añade más o menos cosas posteriores a 1992, salta en el tiempo y lo mismo comprime que expande . Eso sí, todo con un rigor exquisito y fruto de una exhaustiva documentación que se divide en: 90% Wikipedia 7% webs temáticas y 3% NS/NC. Ah, bueno, y luego está lo que se inventa según le sale del mondongo, llegando incluso a contradecirse a sí mismo. Así que, entre todo eso y las generalidades vagas y «cuñadísticas», sale una maravilla de escritor, vamos. (más…)

Voy a aprovechar el mismo formato de píldoras que recuperé recientemente en el repaso mensual de cine para realizar también repasos mensuales de lecturas (libros y cómics por separado) y lo mismo hasta de series, a ver qué tal sale la cosa. Como siempre, se admiten sugerencias del tipo que sea en cuanto a formato, enfoque… Siempre puedo experimentar y tratar de encontrar nuevas formas de abordar las entradas del blog. Pero a falta de sugerencias, vamos al turrón.


Título: Rock, Paper, Scissors and Other Stories
Autor: Maxim Osipov
Editorial: NYRB Classics
Valoración: Interesante

El primer libro del año fue esta colección de cuentos del escritor ruso (y cardiólogo) Maxim Osipov. Lo de cardiólogo no lo he puesto como un mero apunte curioso, sino porque es un dato que influye en sus historias, pues muchas de ellas tienen un protagonista que es médico, o en su argumento o desarrollo está presente algún tipo de enfermedad o elemento relacionado con la medicina. Eso sí, todo lo que escribe no gira en torno a esos temas, porque los relatos del libro son bastante variados tanto en su temática como en las situaciones que abordan, y en él encontramos desde burócratas y políticos hasta personajes del mundo del teatro o profesores.

El estilo de Osipov es sobrio, con frases cortas y directas por lo general tanto en las descripciones de lugares y personajes como en los diálogos de éstos. El tono empleado puede resultar extraño si no estás acostumbrado a la literatura rusa (no sé si distinguir entre contemporánea o no, porque casi que da un poco igual), porque emplea una sutil ironía que se aplica ya sea a las historias en sí o a la realidad que buscan reflejar. De igual modo, la forma de dibujar a los personajes y las interrelaciones de éstos, con actitudes y comportamientos propios del carácter y la sociedad rusos, pueden parecer chocantes desde nuestra perspectiva. En ocasiones incluso me ha llegado a recordar a las historias del teatro de Pinter y el modo en que los personajes de éste reaccionan hacia lo que les ocurre. (más…)

Con 150 lecturas registradas en Goodreads en 2023 entre libros y tomos de cómic y manga, más lo que no se registra ahí, tendría que escribir varias entradas, o una tochoentrada, para mencionar y decir algo mínimo de cada cosa, así que voy a hacer como en el repaso de teatro y tocar sólo algunos títulos, aun a sabiendas de que me voy a dejar cosas en el tintero.

Como también hice con el teatro, voy a empezar por lo que menos me ha gustado y así vamos de menos a más. Esta vez, tan sólo voy a mencionar dos títulos, uno que sencillamente pintaba mejor de lo que era y otro que directamente es un horror. Me refiero, en primer lugar, a El infinito en un junco, de Irene Vallejo, que es un ensayo que a priori se me antojaba muy interesante por su tema, pero que no está a la altura de las expectativas. Excesivamente simple en algunos planteamientos en los que podría profundizar más, y reiterativo en muchas ocasiones al volver a repetir una y otra vez datos y conceptos ya mencionados como un cuñado pesado que te vuelve a contar la misma historia. Entiendo que haya sido tan vendido, porque resulta muy accesible, pero peca de serlo demasiado. Y el horror ya mencionado es Un amor, de Sara Mesa. Probablemente sea el único libro del que diré que la película (de Coixet, pero podría haber sido de Uwe Böll y diría lo mismo) solamente puede ser mejor que el libro. La propietaria del susodicho, a la que se lo habían regalado en contra de la opinión de una amiga, ya me advirtió de que no me lo leyera, pero como me gusta leer de todo, me cavé mi propia tumba. Se salva como el primer tercio del libro, con la descripción del pueblo, el ambiente y sus habitantes, pero todo lo demás… En fin, mejor no sigo.

La tía Tula

También tuve la oportunidad de leer algunos clásicos, porque aproveché un paseo por Madrid para comprar varios libros de la colección Austral en una tienda de viejo. Se vinieron a casa La tía Tula, de Miguel de Unamuno, El malvado Carabel, de Wenceslao Fernández-Flórez y ¡Adiós, «Cordera»! y otros cuentos, de Leopoldo Alas; como ya me pasó el año anterior con La Catedral, de Vicente Blasco Ibáñez, o también en 2023 con el Viejas historias de Castilla la Vieja de Miguel Delibes (y también de Austral, pero la colección moderna) que me regalaron, es una delicia leer una prosa tan bien escrita y un léxico tan rico y comprobar la evolución (o no) del lenguaje y de la sociedad. Sé que la cantidad de novedades es apabullante y que es imposible conseguir leer todo lo que querríamos de lo que se ha publicado recientemente, pero cada año habría que dejar siempre un huequecito para nuestros grandes escritores y clásicos de la literatura, porque son una gozada de la que habría que hablar más. (más…)

Me regalaron este libro por dos motivos: uno, el más obvio, tiene que ver con el momento en el que se produce el suceso que da título a la novela; el segundo, menos obvio, pero explicitado claramente después de abrir el regalo, porque les habían hablado bien de la obra, querían leerla y, al regalármela, luego me la podían pedir prestada. Yo no lo conocía, así que cuando le di la vuelta al libro descubrí, por orden, ese primer motivo, que la trama me recordaba a la serie de televisión Manifest y que había ganado el premio Goncourt.

Sobre el primer motivo no hay mucho que decir, porque no deja de ser una curiosa casualidad. Sobre la trama, admito que me produjo un leve prejuicio, ya que la serie que he mencionado tenía una estupenda premisa, pero no llegué a acabar la primera temporada porque el desarrollo me parecía un coñazo monumental, con personajes con los que no conectaba y cuyas historias me importaban más bien poco; aun así, teniendo en cuenta las diferencias entre la narrativa estadounidense para una serie de televisión (y sus clichés ineludibles para buscar cierto público objetivo) y la narrativa francesa de novela, pensé que, como mínimo, sería curioso descubrir las diferencias de enfoque entre dos premisas tan similares. Respecto a lo del Goncourt…, reconozco que el dato de haber ganado un premio nunca me ha hecho decantarme por una u otra lectura, y si la memoria no me falla, de este premio en concreto solamente he leído otra obra, Un aller simple de Didier van Cauwelaert, que tampoco es que me entusiasmara que digamos (aunque también era yo mucho más joven y recuerdo que se me hizo un poco cuesta arriba, las cosas como son).

Con estos antecedentes, ¿iba a disfrutar de la lectura de La anomalía o se me iría haciendo cuesta arriba hasta desear que llegara de una santa vez el final? ¿Habrían acertado con el regalo o acabaría en la categoría de «fallidos, pero con buena intención? Y la pregunta más importante de todas: ¿por qué narices no me lo habían regalado en francés? (más…)

Portada del libro

Aunque ya no escriba por aquí de ello, sigo viendo lucha libre (o wrestling, según la edad de cada uno) de forma semirregular y comentando cosas ocasionalmente con mi antiguo coordinador de traducciones para cierta empresa de juegos (y mejor persona, cosa que no digo en absoluto porque pueda leer esto ni nada). Precisamente fue él quien, en junio de 2021, me descubrió la existencia de este libro. ¿Fantasía y lucha libre? ¡Cómo no me lo iba a comprar! Las reseñas y puntuaciones que había en Goodreads y en otros sitios estaban bastante bien, pero claro…, ya sabemos todos que los aficionados de verdad a algo no suelen tener término medio a la hora de puntuar cosas relacionadas con el objeto de su afición. O piensan que es lo mejor que se ha hecho nunca y lo consideran su libro/película/serie/juego favorito de todos los tiempos o bien despotrican y gritan a los cuatro vientos que cómo se atreven a pergeñar semejante atropello, que menudo truño infecto y patatín patatán.

El caso, que tampoco lo adquirí con unas expectativas demasiado altas, no fuera a resultar un desastre en forma y fondo (pensando, eso sí, que jamás llegaría a los abismos de podredumbre que es El día que se perdió la cordura), y me conformaba con pasar un buen rato descubriendo guiños y viendo qué había hecho el autor para sacar adelante la mezcla. Cuando me llegó el libro, fue a parar a una pila de lectura y, merced a su temática, logró colarse en varias ocasiones para subir puestos, hasta que por fin lo empecé en febrero del 22 (y no se puede quejar, que hay lecturas que llevan mucho más tiempo esperando turno, las pobres). Una vez terminado y disfrutado, me ha apetecido dedicarle una reseña, porque lo mismo la lee alguien que desconoce su existencia y le hago un favor y todo. Ea, vamos al turrón. (más…)