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Hoy voy a dedicar unas cuantas píldoras a la editorial española Unrated Comics, que ha tenido la valentía de ponerse a sacar series de grapa mensuales con lo difícil que está el mercado. Para cubrirse un poco las espaldas (y la cuenta de resultados, supongo), las series salen primero en digital, donde incluso hay algunas publicaciones exclusivas, y luego aparece la versión impresa. Esta versión impresa es en papel satinado y a color, y muchos dirán: «Vaya bobada, ¿cómo iba a ser si no?». Pues no necesariamente, porque el blanco y negro (e incluso el papel no satinado) siempre han sido los formatos escogidos para publicar obras de autores españoles, ya fuera la línea Laberinto de Planeta, la colección Iberia de Dolmen o las publicaciones de editoriales pequeñas como Dude o Camaleón. Así que no deja de ser reseñable encontrar una editorial que se atreve a sacar grapas en igualdad de condiciones de formato respecto a las grapas de Panini o ECC y a los mismos precios (o más baratos, en el caso de Panini tras su última subida).

Bien es cierto que no todas las obras que están sacando son de creación reciente (ahí están esos «2015» y «2013» en las ilustraciones de portadas de dos de las series) ni de publicación por primera vez (una ya publicada y otra de próxima publicación ya las sacó Amigo en EE. UU.), pero eso no desmerece la valentía editorial. Así que si quieres probar una nueva cita en el quiosco tu tienda de cómics, puedes darle una oportunidad a alguna de estas series. Eso sí, paciencia y suerte según donde vivas, porque la distribución no es la mejor del mundo y a mi tendero le ha costado bastante* que le sirvieran las grapas. Como me han dejado muy buen sabor de boca, espero lograr que me traiga los siguientes números, pero eso es otra historia.

*Nota: Debo decir que la tienda local es pequeña, el tendero no se mueve mucho y posiblemente no trajera más ejemplares que lo que pedí yo, cosas que siempre influyen a la hora de hacer pedidos… (más…)

No deja de ser curioso cómo los gustos y aficiones crean una imagen de una persona en la percepción de los demás. Cómo ciertos estereotipos están grabados a fuego en el imaginario popular incluso cuando han quedado más que diluidos con el paso de los años y la apertura de ciertas actividades a un público más mayoritario. Y es más curioso aún cuando alguien descubre que, dentro de uno de esos grupos en apariencia tan fácilmente catalogables, pueden existir individuos que tengan poco o nada que ver más allá de su afición común y que incluso renieguen unos de otros al echarse las manos a la cabeza por sus palabras o actos.

Así, podemos encontrar lectores de cómics «puros», de los que miran con desdén a cualquiera que afirme leer series que para ellos son morralla, Lectores «puros» que ponen el grito en el cielo si alguien no ha leído una de las sacrosantas obras que para ellos constituyen la base de toda afición tebeística o que atacan con saña a quien se atreva a poner algún pero sobre alguno de sus preceptos. Y luego también hay lectores «serios», que aunque en muchas ocasiones sean también «puros», no todos los «puros» son «serios». Éstos son lectores de «novela gráfica», de los de nombrar al autor por encima de la obra y de comprar sólo en librerías. Esos que, si les gustara el cine, serían posturetas de cineclub y peli iraní a los que nadie encontraría ni muertos en un taquillazo palomitero. Eso sí, lo que se les da muy bien tanto a unos como a otros es alejar a la gente de su bendita afición; a veces, porque no son dignos de acceder a esos niveles de lectura; otras, porque los hartan o aburren con sus diatribas y fanatismos; y otras, porque acaban asustando a quien recibe sus enseñanzas y opiniones. (más…)

Cuando era pequeño, no seguía ninguna serie de manera regular por razones económicas. Creo que la primera fue la Liga de la Justicia Europa, que ni siquiera era del momento, sino que estaba siendo redistribuida en quiosco unos cuantos años después incluso de que hubiera desaparecido Zinco, la editorial que la publicó.

Era muy consciente de lo que podía dar de sí mi paga, y entre ahorrar un poquito cada semana, echar alguna partida en recreativos, unas chuches y alguna revista que me daba más tiempo de lectura, me salía mucho más a cuenta realizar mis incursiones comiqueriles en todos esos benditos mercadillos de libros (desgraciadamente hoy casi extintos) que visitaban la ciudad de tanto en cuando. En ellos podía encontrar grapas a 100 pesetitas de nada (unos 60 céntimos de euro para los jóvenes que no van a leer esto) o incluso retapados a precios entre 300 y 500 pesetas (unos 1,80 y 3 euros respectivamente) que contenían 5 o 6 números consecutivos de una serie, eso frente a las 225 pesetas (unos 1,35 euros) que empezaban a costar las nuevas series en papel satinado que había en los quioscos.

Las probabilidades de encontrar un número 1 en esos mercadillos era prácticamente nula, y la de encontrar varios números seguidos, a excepción de los retapados, también era muy baja. Además de eso, el surtido de tebeos allí presente solía abarcar varios años de publicación, por lo que podías encontrarte a los mismos personajes en momentos muy distintos de su trayectoria. ¿Iba entonces a dejar de comprarme un cómic por tener que adquirir el número 31 de los Nuevos Titanes de Zinco o el 61 del Marvel Two-In-One del Capitán América y Thor de Forum? Por supuesto que no, del mismo modo que estaba encantado con cualquier Mortadelo, Zipi y Zape, Don Miki o similar que cayera en mis manos, independientemente de que la historia larga viniera de números anteriores o no. (más…)