Reseña literaria: La anomalía, de Hervé Le Tellier

Publicado: 29/04/2022 en Libros, Opinión, Reseñas
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Me regalaron este libro por dos motivos: uno, el más obvio, tiene que ver con el momento en el que se produce el suceso que da título a la novela; el segundo, menos obvio, pero explicitado claramente después de abrir el regalo, porque les habían hablado bien de la obra, querían leerla y, al regalármela, luego me la podían pedir prestada. Yo no lo conocía, así que cuando le di la vuelta al libro descubrí, por orden, ese primer motivo, que la trama me recordaba a la serie de televisión Manifest y que había ganado el premio Goncourt.

Sobre el primer motivo no hay mucho que decir, porque no deja de ser una curiosa casualidad. Sobre la trama, admito que me produjo un leve prejuicio, ya que la serie que he mencionado tenía una estupenda premisa, pero no llegué a acabar la primera temporada porque el desarrollo me parecía un coñazo monumental, con personajes con los que no conectaba y cuyas historias me importaban más bien poco; aun así, teniendo en cuenta las diferencias entre la narrativa estadounidense para una serie de televisión (y sus clichés ineludibles para buscar cierto público objetivo) y la narrativa francesa de novela, pensé que, como mínimo, sería curioso descubrir las diferencias de enfoque entre dos premisas tan similares. Respecto a lo del Goncourt…, reconozco que el dato de haber ganado un premio nunca me ha hecho decantarme por una u otra lectura, y si la memoria no me falla, de este premio en concreto solamente he leído otra obra, Un aller simple de Didier van Cauwelaert, que tampoco es que me entusiasmara que digamos (aunque también era yo mucho más joven y recuerdo que se me hizo un poco cuesta arriba, las cosas como son).

Con estos antecedentes, ¿iba a disfrutar de la lectura de La anomalía o se me iría haciendo cuesta arriba hasta desear que llegara de una santa vez el final? ¿Habrían acertado con el regalo o acabaría en la categoría de «fallidos, pero con buena intención? Y la pregunta más importante de todas: ¿por qué narices no me lo habían regalado en francés?

Título: La anomalía
Autor: Hervé Le Tellier
Editorial: Seix Barral
Páginas: 368    Precio: 20,50 €
Valoración: Muy recomendable

Para empezar, debo decir que me lo he pasado francamente bien leyendo este libro, sobre todo gracias al ritmo y desarrollo de la trama, carente de esos tramos en los que muchas novelas se desinflan en mayor o menor medida antes de volver a coger aire para seguir avanzando. A lo largo de todo el libro, el autor sabe mantener muy bien el interés del lector, no sólo por lo que cuenta, sino debido a cómo lo cuenta. Me explico: un gran defecto de las novelas corales en las que se aborda la narración desde varios puntos de vista (y más aún, desde varios momentos en el tiempo) es no saber dosificar bien la información proporcionada y crear por tanto el puzle de forma descompensada; es muy habitual que el escritor cargue mucho las tintas sobre determinados personajes y situaciones y elabore capítulos excesivamente cargados de acción (del tipo que sea), seguidos de otros casi anodinos y que parecen estar ahí únicamente como transición de la trama, por cumplir con la narración de otros personajes que necesitan acabar en otra parte de la novela para seguir adelante.

Sin embargo, Hervé Le Tellier construye un alambicado rompecabezas con ese avión duplicado junto con los pasajeros sin que la narrativa resulte confusa, lo cual es muy meritorio. El elenco de personajes es amplio y muy variado y resultan cercanos y creíbles, incluso aquel que podría parecernos más «de novela» por su profesión. El autor sabe desarrollar muy bien sus personalidades en lo relativo a la historia y nos proporciona suficientes datos como para poderlos ubicar en sus respectivos momentos vitales. Hay determinados arquetipos entre ellos, pero no caen en el cliché ni reaccionan de forma inopinada al servicio del autor; muy al contrario, en virtud de esa construcción que Le Tellier hace de ellos, y de lo bien llevada que está la acción, todo parece desarrollarse con plena naturalidad, sin sacar al lector de la narración.

Otro gran acierto del escritor es el enfoque que decide darle a la trama, que lejos de tomar un cariz grave y conspiratorio, transcurre en un registro ligero en cuanto al humor que parece planear a lo largo del libro sin llegar a caer en el absurdo. De este modo, resulta más sencillo contarnos las vidas de los pasajeros antes y después del vuelo, así como las reacciones de políticos, militares y científicos ante el suceso, sin recurrir a una tensión artificiosa que no le habría hecho ningún favor al libro. Además, este registro no está reñido con la profundidad argumental, puesto que la novela también presenta reflexiones e ideas sobre el destino y la existencia que, sin duda, pueden dar pie a interesantes debates entre sus lectores; y lo mejor de todo es que, una vez más, lo hace sin excederse en la presentación de dichas ideas para darle otro cariz al libro.

Y en todo lo anteriormente expuesto estriba la gran diferencia entre la ejecución de dos premisas tan similares como la de La anomalía y Manifest. Mientras que la serie de televisión no logró hacerme conectar con los personajes y elaboraba una trama lenta y que no estaba a la altura de la premisa (ya fuera porque la idea original era estirar el chicle seis temporadas o porque no midieron bien cuánto guardar y cuánto enseñar sin perder el interés de los espectadores), el libro realiza saltos adelante y atrás en el tiempo, así como de un personaje a otro, dejando al lector la mayoría de las veces con ganas de saber un poquito más. Y es muy destacable que, cuando pasas la página y empiezas un nuevo capítulo en otro momento de la narración y con otro punto de vista, éste es igual de interesante que el anterior, por lo que el globo de la atención nunca llega a deshincharse de un salto a otro.

Aparte de las virtudes del libro, la traducción de Pablo Martín Sánchez cumple eficazmente con su labor de no hacerse notar y está bien realizada y revisada. Durante la lectura no recuerdo haber encontrado nada que me hiciera detenerme por haber visto detrás el original en francés (cosa que sí ocurre en otros libros) o por hallar un error flagrante del tipo que fuera (cosa que también ocurre en otros libros, incluso en los escritos directamente en nuestro idioma). Así que mis felicitaciones al traductor por haberme permitido disfrutar sin tropezones de la lectura de esta estupenda novela.

Para finalizar, sí quiero subrayar que entiendo que pueda haber lectores a quienes no les termine de gustar la novela porque esperaban otra cosa. El libro no es un thriller como dice su contraportada ni tampoco está escrito como una novela de acción o de espías. Se trata de una narración que presenta una serie de ideas profundas de base y las disfraza con un suceso impactante para hablar sobre la existencia. Es amena, divertida, muy bien construida y podría haber sido el doble de extensa si el autor hubiera querido contarnos aún más cosas sobre sus personajes. Su uso del lenguaje, su caracterización de los personajes y, como ya he recalcado varias veces, su estupenda estructura, la convierten en una gran novela sin necesidad de artificios ni grandes giros de guion.

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